OPINIÓN de Gustavo Duch Como asesor de un alto cargo de la administración catalana la propuesta que tenía en la mesa era ciertamente atractiva. Una importante empresa invitaba a su superior a estrenar la temporada del Tuna Tour, «un viaje por el paisaje litoral de la Costa Daurada, de una belleza única, hasta las piscinas de atún rojo, situadas a 2,5 millas náuticas de la costa» ¿Le aconsejaba que se embarcara en el catamarán de la empresa Balfegó? –cavilaba-. Por un lado, un paseo por alta mar con gorra y náuticas puede ser una portada brillante: ‘un hombre de estado oteando el horizonte’. Y al llegar a las redes donde enjaulan y engordan a los atunes rojos, el chapuzón con estos portentosos animales que propone el circuito, sería visto como símbolo de arrojo, nunca mejor dicho. Ahora bien, si hablamos de atunes enjaulados, ¿no habrá gato encerrado? La información que le facilitó Ecologistas en Acción no dejaba lugar a dudas. Estamos frente a una promoción turística de una act