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★ cambiando lo que somos

Carta al lancero 脫scar Zamorano

OPINI脫N de Julio Ortega    Se帽or Oscar Zamorano, s茅 que siente orgulloso de haber matado este martes 13 de septiembre. Y lo ha hecho con lo que suelen constituir agravantes: premeditaci贸n, alevos铆a y cuadrilla. Sin embargo, lejos de criticarle, le han ovacionado. No le han detenido, sino que en su lugar le han premiado. Lo que yo quisiera denominar como “su crimen” no est谩 contemplado como tal porque constituye una excepci贸n legal. En otro lugar, en diferente momento y con la misma v铆ctima, lo que Usted ha perpetrado habr铆a sido un delito. Hoy, algunos lo llaman proeza. La v铆ctima: Afligido, un toro de 600 kilos. El lugar: Tordesillas. La ocasi贸n: las fiestas en honor a la Virgen de la Pe帽a. Todos estos factores circunstanciales marcan la diferencia entre el deseo que muchos tenemos de calificarle como malhechor y, en el colmo de la aberraci贸n, que adem谩s de no poder hacerlo tengamos que ver c贸mo es tratado como un h茅roe. Pero las cuestiones formales no pueden jam谩s des...

Festejos locales con sangre animal (Cuando la ley admite el crimen)

Por Julio Ortega    Tal vez se deba a mi ate铆smo, pero se me hace muy cuesta arriba creer que santas, santos y dem谩s divinos patrones de miles de pueblos y ciudades en este Pa铆s, demanden a sus devotos un constante maltrato y sacrificio de seres vivos. 60.000 al a帽o aproximadamente. Hablamos de multiplicar por doce en s贸lo trescientos sesenta y cinco d铆as, el n煤mero de v铆ctimas mortales que se calcula que produjo la Inquisici贸n en Espa帽a durante varios siglos: 5.000. Como siempre, la empat铆a con el dolor ajeno, surge en funci贸n de especies y cercan铆a sin seguir un patr贸n fijo seg煤n el damnificado o la condici贸n del acto que lo provoca, pues al fin depende de nuestra posici贸n relativa con la tragedia. As铆, duele m谩s la agon铆a de un se帽or desconocido que viva a mil kil贸metros que la de un perro, siempre y cuando ese can no sea el nuestro, claro. O turba en mayor medida un asalto con agresi贸n en la esquina de la calle en la que vivimos, que el hundimiento de una patera con el ...

Reconciliaci贸n y desmemoria

Por Julio Ortega    Tengo memoria. No es que sea gran cosa pero me he ido apa帽ando con ella. En el colegio los profesores me dec铆an que la ejercitase para recordar conceptos. Lo que jam谩s me pidieron es que renegase de utilizarla y que en su lugar me reconciliase con fechas, f贸rmulas, capitales, r铆os o tratados aunque nunca los pudiese citar. Y no lo hice ni lo har茅, pues no creo que la amnesia sea la elecci贸n m谩s conveniente para el ser humano y menos cuando hablamos de cr铆menes. Tal vez s铆 para los verdugos, pero esos jam谩s merecen la misma consideraci贸n que las v铆ctimas. Pretender, como algunos ahora, que el Valle de los Ca铆dos sea un s铆mbolo de reconciliaci贸n, me parece simplemente obsceno, un escupir sobre los represaliados de la historia reciente afirmando que la saliva es b谩lsamo para sus huesos descarnados. La Fundaci贸n General铆simo Francisco Franco as铆 llama a Cuelgamuros: “Lugar de reconciliaci贸n y paz”. Y eso lo hacen los que ensalzan la figura de un criminal con...

Palabras contra sangre

Por Julio Ortega    Creo en la fuerza de las palabras y sin embargo, cada vez las entiendo m谩s in煤tiles. El lenguaje, expresi贸n oral de una libertad que no es tal si nos dejan hablar pero no escuchan, sangra desprecio y silencio cuando los sonidos articulados que emitimos o las frases que escribimos, se deshacen en mil fragmentos de aire y olvido al estrellarse contra la indiferencia de aquellos a los que van dirigidas. Llevamos a帽os suplicando y exigiendo, susurrando y gritando que se ponga fin a la muerte de un toro a lanzadas cada septiembre en Tordesillas, y como respuesta s贸lo nos llegan las voces de los escasos pol铆ticos capaces de esgrimir justificaciones para tama帽a iniquidad. Del resto, casi todos, 煤nicamente percibimos un mutismo que revela una complicidad nacida no del placer ante ese crimen, pero s铆 de la inmoral cobard铆a del callar y dejar hacer. De qu茅 valen entonces las palabras si miedo, dolor, herida, v铆ctima o tortura pueden ser sustituidas por el t茅rmin...

Tordesillas: las razones (l茅ase aberraciones) de un lancero

Justificaciones para preservar la tortura en pleno Siglo XXI Por Julio Ortega    Algunos afirman que, hace m谩s de quinientos a帽os, Don Hernando de Vega acab贸 a lanzazos con un toro que se le cruz贸 a la comitiva en la que viajaba Isabel la Cat贸lica a su paso por la Localidad de Tordesillas. Otros sostienen que el episodio no es veros铆mil. Y digo yo: ¿qu茅 importa que sea o no fidedigno? La cuesti贸n sustancial, la verdaderamente trascendental es que, suceso o leyenda, los espa帽oles del siglo XXI podemos presumir de haberla convertido en tradici贸n inamovible que habla de la racionalidad, de la ilustraci贸n y la grandeza de nuestro m谩s preciado acervo: un ritual ancestral en el que h茅roes 茅picos redivivos asestan lanzadas hasta su muerte a un toro al que aman. ¿Qu茅 expresi贸n de afecto y admiraci贸n puede existir m谩s sublime que desgarrarle las entra帽as al ser venerado? Hay quienes declaran sentir aversi贸n y angustia al contemplar la lista de toros alanceados en la noble Villa...

Linces muertos y cazadores ofendidos

Por Julio Ortega    En las palabras – gatilladas, m谩s que escritas - por un conocido cazador en una revista cineg茅tica con motivo de la reciente aparici贸n de dos linces muertos en Sevilla, ¡dos m谩s!, uno atropellado y el otro acribillado, percibo un inquietante tufillo a p贸lvora de despiste, tras cuyo humo de lamentaciones y condenas se me antoja que se esconden las verdaderas dianas a las que apuntan las balas disparadas por su pluma: la exculpaci贸n de cazadores en los hechos y, de paso, la denostaci贸n de los que barruntan que fueron precisamente esos, los del rifle, canana y g贸nadas pl煤mbeas dominicales, los presuntos responsables de la muerte del animal tiroteado. Este hombre, al que por cierto se le ve un pel铆n nervioso 煤ltimamente, lleva a cabo una sorprendente exhibici贸n de filigranas argumentales para caminar intentando no tropezar en un sendero plagado de evidencias pasadas y presentes que sugieren lo que 茅l niega, al tiempo que muestra su indignaci贸n por sentirse ...

TOREROS Y CAZADORES (o c贸mo desangrar a quien se ama)

Por Julio Ortega   Existe un denominador com煤n entre cazadores y toreros. Es obvio que hay m谩s y su evidencia se ve, se toca, se oye y hasta se huele, porque el miedo y el dolor es lo que tienen: que el cerebro muestra ante ellos una permeabilidad que a todos llega, s贸lo que algunos 煤nicamente les conceden importancia cuando son propios y desprecian los ajenos. Pero el hecho compartido que motiva este texto resulta especialmente estremecedor y nauseabundo porque encarna la prueba de c贸mo hay seres humanos que cuando as铆 les conviene, no tienen reparos en echar mano de la perversi贸n moral para degenerar conceptos de por si dignos. Lidiadores y monteros afirman una y otra vez, sin titubeos ni sonrojos, que ellos aman y respetan a sus v铆ctimas. Por supuesto que no emplean este sustantivo, v铆ctimas, para referirse a ellas, pero como el lenguaje a煤n siendo moldeable presenta l铆mites a partir de los cuales es inviolable, lo que est谩 claro es que algunas acepciones de este t茅rmino se ...

La caza y la ley en Galicia

Por Julio Fern谩ndez y Julio Ortega El poder demostrado por determinados sectores puede llegar hasta tal punto que de la presi贸n que ejerzan se deriven resultados tan aberrantes como la promulgaci贸n de 贸rdenes que contradigan reglamentos de rango superior. Esta afirmaci贸n se merece que le pongamos nombres. Vamos all谩: el grupo con tan sospechosa – y “presunta”, cabe a帽adir, para no ser como ellos - influencia al que nos estamos refiriendo es el de los cazadores, con la Federaci贸n Gallega de Caza a la cabeza. La legislaci贸n en contradicci贸n con la existente es la Orden de Vedas para Galicia, con unas disposiciones que ya se redactaron en la del pasado a帽o y que se repiten este. Y la que se ve incomprensiblemente vulnerada por una normativa de inferior categor铆a es el Reglamento de Caza. Los hechos son los siguientes, despu茅s, que cada cual extraiga sus conclusiones: Se autoriza la caza por da帽os en zonas de adiestramiento de perros y vedadas, lugares en los que el Reglamento proh铆be ...

La sorprendente pi帽a real

Por Julio Ortega    Este hombre de vez en cuando debe de tener fogonazos, pero s贸lo son eso: explosiones de luz ef铆meras que en vez de iluminar, ciegan. Me estoy refiriendo al Rey y a esa observaci贸n suya que numerosos medios, incorregibles meapilas zarzuelinos, han destacado como si estuviesen recogiendo la quintaesencia del pensamiento socr谩tico. Pero a pesar del revuelo medi谩tico – tan habitual cuando al hecho, por m谩s nimio que sea, le acompa帽a el adjetivo regio – no lo entiendo m谩s que como un cubrir la n贸mina haciendo algo diferente a colgar medallas a toreros, asistir a recepciones, presenciar corridas, participar en regatas, cazar osos y presidir desfiles embutido en un traje militar jalonado de galones y condecoraciones conseguidas a base de… apellido. Si la apote贸sica frase que le dirige a los partidos invit谩ndoles a “hacer pi帽a sin caer en batallitas” es su 煤nica aportaci贸n a la situaci贸n econ贸mica y a la tragedia social en la que estamos inmersos, entonces ...

Los pregones taurinos de Esperanza Aguirre

Por Julio Ortega    As铆, Do帽a Esperanza Aguirre, que su afici贸n a los toros se la inculc贸 su abuelo. Est谩 bien saberlo teniendo en cuenta que era Usted la ni帽a de sus ojos y que probablemente, tan ilustre yayo, condecorado por Francisco Franco con la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Cat贸lica, le dej贸 adem谩s de su pasi贸n por la tauromaquia las filias pol铆ticas que con tanta desenvoltura demuestra, Se帽ora Condesa consorte de Murillo y Grande de Espa帽a. S铆, desenvoltura, porque aunque se esfuerce en disimularlo su naturaleza le supera, y le jueguen o no una mala pasada los micr贸fonos siempre le sale la que lleva dentro, la verdadera Esperanza Aguirre Gil de Biedma. Como aut茅ntica es la que dispone de una fortuna personal de esas a las que la crisis ni cosquillas le hace, por m谩s que la que otra Esperanza, la dise帽ada, contase en su d铆a que no ten铆a dinero para pagar la calefacci贸n de su palacete (valorado en unos cuatro millones de euros) o que se compra la ropa en Zara. Lo...

Tauromaquia: cultura y heces

Por   Mercedes Cano Herrera y Julio Ortega Fraile  Arrimarse por completo unos a otros en un rinc贸n buscando in煤tilmente protecci贸n, y que el sistema nervioso parasimp谩tico relaje los esf铆nteres favoreciendo la salida de heces y de orina, es una reacci贸n fisiol贸gica repetida en situaciones en las que seres humanos, aterrorizados y paralizados, se saben a merced de sus agresores sin que para ellos exista opci贸n para la lucha o la huida, bien por ser inviable o por la propia naturaleza de los prisioneros. Esa imagen, dantesca y sobrecogedora, donde cobra nombre y forma el precio de los m谩s ruines instintos de algunas mentes perversas y criminales, consigue que se clave en nuestros est贸magos el miedo atroz de individuos indefensos e inocentes a punto de morir, as铆 como la cobard铆a y la crueldad de sus verdugos inconmovibles ante el agudo pavor de las v铆ctimas, de sus v铆ctimas. S贸lo puede provocar - excepto en aquellos de moral muy yerma o ambici贸n desmedida - unas l谩grimas que n...

Fascismos que nunca se fueron

Por Julio Ortega    Cuando iba a cumplir dieciocho a帽os, una noche, a la salida de una discoteca, un grupo de siete j贸venes de mi edad me arrastr贸 hasta un callej贸n cercano y sin iluminaci贸n. All铆 fue tal la paliza que me propinaron que pas茅 casi cuatro horas en metido un quir贸fano. ¿El motivo?, llevar en mi reloj una pegatina con la bandera republicana. Eran otros tiempos. ¿O no? Aquellos chavales pertenec铆an a familias con nombre y poder Vigo, vinculadas en alg煤n caso a la extrema derecha, razones por las que a pesar de interponerse una denuncia y de ser reconocidas mis lesiones como graves por un m茅dico forense de la polic铆a, el siete contra uno se sald贸 sin la menor consecuencia para los agresores. Est谩 claro que ya antes de aquel suceso yo simpatizaba con ideas de izquierdas, pero ser v铆ctima de un acto cobarde y brutal como ese, no hizo m谩s que reafirmar mi aborrecimiento a los idearios fascistas y entender hasta qu茅 punto sus defensores pueden ser personajes pelig...

Jos茅 Tom谩s, la reaparici贸n del matarife

Por Julio Ortega    “Dec铆amos ayer” – con muy poca convicci贸n – que tal vez tu encuentro en M茅xico con Navegante, hace ya m谩s de un a帽o, har铆a que a partir de ese momento dejases de surcar aguas tan rojas como a las que estabas acostumbrado. Fue una equivocaci贸n, Jos茅 Tom谩s, has regresado a ese mismo mar de arena en el que los que obligatoriamente han de acompa帽arte en cada traves铆a, la comienzan con sus pisadas dirigidas por un cerebro vivo y la finalizan convertidos en la huella dejada por un cuerpo desvencijado que es arrastrado. Ese es tu cometido, marinero siniestro, llevar a los vivos a una muerte prematura. Qu茅 papel tan mezquino escogiste para representar durante tu existencia y qu茅 a gusto te encuentras en 茅l. Los medios de comunicaci贸n se han entregado a fondo en la difusi贸n de tu reaparici贸n en Valencia en lo que adem谩s de la labor informativa, tambi茅n forma parte de una operaci贸n publicitaria repetida para salvar in extremis a un paciente que s贸lo parece alen...

Matando jabal铆es y enterrando cazadores

Por Julio Ortega   Treinta y cuatro a帽os y en estos instantes yace sobre una mesa de autopsias. Tan funesto y prematuro destino es gracias a haber recibido un disparo de escopeta de caza en el pecho. La fecha y el lugar: 15 de Julio de 2011 en San Lorenzo de Calatrava (Ciudad Real). El responsable de la muerte: su hermano menor. El motivo: ¡lo confundi贸 con un jabal铆! Yo no me dedico a cazar, pues no encuentro aliciente alguno en - como estaban haciendo ellos - aguardar al paso de un animal para una vez avistado descerrajarle un tiro tras el que, de acertarle, caben varias posibilidades: que la desdichada criatura huya herida y las hemorragias e infecciones acaben con su vida unas horas despu茅s; que trate de escapar pero al fin, dolida y debilitada le den alcance y la rematen a fuego o a cuchillo; que muera tras ese primer impacto, la probablemente menos espantosa de unas opciones de espanto. No, yo no disfruto provocando mutilaciones o malformaciones, ni causando agon铆as o s...

Inocentes encarcelados: m谩s all谩 de las especies

Por Julio Ortega    Los barrotes de una celda son m谩s familiares para quien sin haber estado nunca al otro lado de ellos, lleva a帽os denunciando y compartiendo el dolor de encarcelamientos ajenos. Que hay谩is traspasado el umbral de una prisi贸n, Compa帽eros, no hace sino introduciros f铆sicamente en el lugar en el que ya tantas veces habitasteis junto a esas criaturas que, por no tener, ni de abogados que les defiendan o de leyes que les amparen disponen. Y como vosotros, ellos tambi茅n son inocentes. Como ellos, vosotros est谩is pagando con la falta de libertad el precio de que a algunos no les guste, no les convenga que se谩is libres. Y como por ellos, por vosotros hoy son muchas e inquebrantables las voces que pretenden traspasar conciencias aletargadas, voluntades adormecidas y acaso tambi茅n ignorancias, para hacerles entender que no abre la puerta hacia la muerte a ninguna criatura quien pide incansablemente respeto por su vida. El que s铆 lo hace es aquel que las encerr贸 all铆...

La ILP sigue viva, y con ella algunos toros

Por Julio Ortega El Parlament de Catalunya ratific贸 el mi茅rcoles la prohibici贸n de las corridas de toros a partir de 2012 al rechazar tanto la derogaci贸n de la primera votaci贸n como una moratoria. Y esta vez lo ha hecho por una mayor铆a de esas que arrancan sonrisas o encogen est贸magos, seg煤n para qu茅 le sirva a cada uno la 茅tica. Ahora que la sangre abundante de v铆ctimas f谩ciles va a dejar de empapar la arena de La Monumental, comienzan los enajenados devaneos de esos vampirillos de tendido y bocata, y como si del editorial de un 铆nclito peri贸dico se tratase, pegan capotazos a la realidad sacando desde la muleta de la conspiraci贸n hasta la del insulto. As铆, los que ayer eran sus socios, hoy no son m谩s que mercenarios y traidores que les han robado la alegr铆a, la ilusi贸n y el placer de ser espectadores del noble arte de la tauromaquia. Algunos llevamos mucho tiempo tratando de ver por d贸nde encajan los t茅rminos nobleza y tortura. Todav铆a no lo hemos conseguido. Ser谩, como dicen ellos...

Animales asesinados: suma y sigue

Por Julio Ortega    Protectora Terrac谩n Ferrol en Bri贸n (A Coru帽a): han prendido fuego a las instalaciones con los perros dentro y diecisiete animales han perecido carbonizados. ¿Saben cu谩nto tiempo se tarda en morir quemado? Pues de 5 a 7 minutos. La ventaja es que si empleas un ratito m谩s a partir de ese intervalo ya no sientes nada, lo impide la destrucci贸n de las terminaciones nerviosas. Y otro aspecto a favor es que apenas ves c贸mo se derriten tus partes blandas, porque el calor hace que los globos oculares estallen pronto. Santa Olalla (Toledo): dos cachorros de galgo asesinados han aparecido en una calle de la Localidad. En este caso no podemos saber lo que dur贸 su agon铆a, la visi贸n de los cuerpecitos sobre los restos de sangre no aclara ese dato y por supuesto, no habr谩 ninguna investigaci贸n que pueda llegar a determinarlo. Ni eso ni qui茅n lo hizo. Cien, quinientas, mil veces… ya no s茅 cu谩ntas, pero son muchas las que he escuchado que los que exigimos justicia en ca...

Cazando ecoterroristas

Por Julio Ortega    Desde la P谩gina cineg茅tica AgresteCaza – todo un alegato en version fanzine a favor de la... muerte – ya nos tienen acostumbrados a las andanadas de un plomo que siguen vomitando a煤n despu茅s de colgar las escopetas con las que tan bien se lo pasan esos muchachotes. No voy a decir que son m谩s letales cuando aporrean el teclado que al apretar el gatillo - en el segundo caso el ajusticiamiento de un ser vivo no es un recurso literario - pero ambas actividades se complementan entre s铆 y en sus cerebros habituados a justificar lo injustificable, seguramente se asienta la peregrina creencia de que acabar con la vida de criaturas inocentes, puede venderse como una actividad decente y hasta imprescincible a base de adornarla con verbos, adjetivos, sustantivos o pronombres. L谩stima del tufillo a paneg铆rico de las ejecuciones que siempre emana de esos textos. La cuesti贸n es que utilizando la arrogancia a modo de p贸lvora, empleando por arma la difamaci贸n y la ment...

¿Qui茅n libera a los visones?

Por Julio Ortega    Imagine que es Usted el propietario de un medio de comunicaci贸n de cierta relevancia y que se encuentra con una noticia de alcance que naturalmente quiere divulgar. Piense ahora que dicho suceso afecta a dos partes en conflicto. Una de ellas le reporta beneficios a Usted por sus gastos en publicidad, la otra no le da a ganar ni un c茅ntimo. ¿De qu茅 lado se pondr铆a? El c贸digo deontol贸gico del periodismo aconseja que de ninguno, pero su inter茅s personal y la experiencia nos dicen que del de aquel con el que m谩s se vaya a lucrar. Ahora el ejemplo pr谩ctico: la detenci贸n de los animalistas por su supuesta responsabilidad en las liberaciones de visones. Si dejamos aparte unos cuantos medios alternativos que no suelen insertar anuncios publicitarios, la norma ha sido que tanto la prensa como la televisi贸n han mostrado un apoyo descarado y muy poco objetivo al sector de la peleter铆a porque as铆 se aseguran seguir haciendo caja con 茅l. Deber铆amos reflexionar sobre e...

Sobre la detenci贸n de animalistas

Por Julio Ortega La t谩ctica llevada a cabo por medios como Intereconom铆a –dentro de un dise帽o de acci贸n global con numerosos promotores - que consiste en lograr que el mayor n煤mero de ciudadanos posible identifique todo acto de protesta contra el sistema con un acto delictivo y a cualquiera que lo ejerza con un criminal, acaba de demostrar su perversa efectividad (pero s贸lo inmediata) y c贸mo quienes manejan los resortes de dicha estrategia son lo suficientemente poderosos como para que se ordenen detenciones al m谩s puro estilo de la DINA. Esta vez le ha tocado a varios activistas por la defensa de los derechos de los animales – conculcados una y otra vez – al igual que ayer fue la represi贸n contra los integrantes del movimiento 15M. Todo forma parte de un mismo plan y en 茅l cabe desde el juego sucio (infiltrar a polic铆as que originan conductas violentas), hasta acusar a los animalistas de pertenencia a organizaciones terroristas (aprovech谩ndose de la sensibilidad de los ciudadan...




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