OPINIÓN de Teodoro Rentería Arróyave , México No cabe la menor duda de que el saltimbanqui de la política, el ínclito gobernador de Guerrero Ángel Aguirre Rivero, quien después de militar toda su vida política en el Partido Revolucionario Institucional, PRI, a la torera se pasó a las filas de Partido de la Revolución Democrática, PRD, sólo para asegurar el poder por segunda ocasión, es un buenazo para esquivar el golpe y dejar a sus colaboradores en la orfandad del apoyo al que obliga el mínimo decoro de lealtad. La historia es dramática en todos sentidos puesto que en la misma hay tres victimas mortales. Nos referimos a la agresión de fuerzas federales contra los estudiantes de la Escuela Normal Ayotzinapa, hechos ocurridos el pasado 12 de diciembre del 2011, cuyo origen no es otro más que la negativa persistente del citado gobernador a dialogar con los estudiantes sobre sus demandas, precisamente educativas. Nada hubiera sucedido si este señor de horca y cuchillo tuviera el