OPINIÓN de Sergio Rodríguez Gelfenstein Recordar a Nicaragua un 19 de julio, es todos los años obligación moral para mí. En Nicaragua crecí como persona, como ser humano pensante y como luchador por las causas más justas de la humanidad. Gracias a Fidel, fui elevado a la condición de combatiente internacionalista, el pedestal más alto al que puede aspirar un revolucionario. Recordar a Nicaragua, a su pueblo noble y amistoso, a su gobierno y en mi caso, a su ejército es ante todo, ser consecuente conmigo mismo, con lo que fui, con lo que soy y con lo que siempre seré más allá de los vaivenes que la vida me depare. Es también ser leal a mis compañeros que combatieron y cayeron luchando por una Nicaragua libre. Recuerdo como si fuera hoy aquellas trepidantes horas de mediados de julio de 1979. El día 17 supimos que el tirano había huido a Miami. ¿a dónde sino? La alegría de la noticia inundó de felicidad las trincheras del frente Sur Benjamín Zeledón, donde me encontraba. A mediado