OPINIÓN de Carlos Tena Tanto las vacunas adquiridas por España o Francia contra la gripe A (habrá que preguntar a Trinidad Jiménez, antecesora en el ministerio de Salud de su colega Pajín) costaron un ojo de la cara, como se dice popularmente, para luego ser destruidas o mal vendidas, en un puro ejercicio de nulidad profesional, cuando no de irresponsabilidad manifiesta por parte de personajes como la citada, hoy encargada de las relaciones exteriores del sucumbido gobierno de España. Y digo sucumbido, porque no ha podido salir a flote con o sin Rubalcaba, ante las poderosas personalidades de la más rica mediocridad que pasta en los predios del PP. Y es que si el populismo tiene nombre en castellano, habría que citar a Juan Carlos de Borbón, una de las plagas más dañinas de la Europa del siglo XX y XXI, seguido por Felipe González, a quien conocerás por sus amigos y allegados, la mayor parte delincuentes de toda ralea; sin olvidar al actual presidente, Rodríguez Zapatero, cuya